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La realidad del español en los Estados Unidos: un reto único
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em português El español en los Estados Unidos no es un tema fácil de abordar. No solamente hay que tener en cuenta la diversidad del español en este país y la necesidad de afianzar nuestro denominador común en este increíble crisol cultural; las influencias tanto lingüísticas como culturales, y la gran repercusión del uso del español en los medios de comunicación, desempeñan también un papel fundamental en el español de los Estados Unidos. Pese a sus marcadas diferencias, el colectivo de origen hispano está adquiriendo un gran poder en la sociedad estadounidense, hasta el punto de haberse transformado en un público objetivo de alto interés; un interés que comparten tanto las corporaciones, interesadas en llevarse parte de los más de 350 millones de dólares en consumo que la comunidad hispana representa en la actualidad, como el gobierno y los políticos, interesados en su voto y apoyo, un escenario éste que, en la actualidad, está fomentando la nacionalización de muchos inmigrantes hispanos y el uso de sus derechos electorales. Como cualquier otro inmigrante de habla hispana, he tenido la oportunidad de vivir la complejidad del uso del idioma español es este país, tanto como profesional en el ámbito de la comunicación en español como a nivel personal. Y es la gran variedad de orígenes del hispanohablante de los EE.UU. uno de los catalizadores de esta inesperada complejidad. Según los datos del censo de Estados Unidos publicados en el 2004, casi un total de 40 millones de hispanos residen en este país, sin incluir los casi 4 millones de hispanos de Puerto Rico. De estos 40 millones, el 67% es de procedencia mejicana; el 14% de América Central y del Sur, el 9% de Puerto Rico, el 4% de Cuba y el 7% de otros países y regiones. Esta variedad de orígenes genera interminables discusiones en la toma de decisiones de tipo terminológico, tanto a la hora de redactar textos como a la de traducir al español para su uso en Estados Unidos. Así, cuando nos enfrentamos a términos como “autobús” encontramos entre otras versiones “camión” (México), “guagua” (Cuba, Puerto Rico), “colectivo” (Argentina, Venezuela), etc. Situaciones como ésta plantean la polémica necesidad del uso de un español genérico o neutro en las comunicaciones dirigidas al mercado hispano de los Estados Unidos, aunque en ocasiones se plantea la solución desde el punto de vista estadístico, optando por el uso de editores de origen mejicano cuando los contenidos se dirigen a una audiencia mayoritariamente mejicana, editores de origen puertorriqueño cuando la audiencia es mayoritariamente de Puerto Rico, y así sucesivamente. En el ámbito de las comunicaciones en español en el territorio estadounidense se dan una serie de circunstancias que inevitablemente contribuyen al polémico spanglish, la inserción de palabras inglesas en el diálogo en español y el uso indiscriminado de anglicismos. Entre las más importantes destacan:
Estas circunstancias son clave a la hora de producir contenidos y traducciones comprensibles para comunicar eficientemente con esta audiencia. Escribir en español, o traducir del inglés al español teniendo en cuenta el mercado hispano, no es tarea fácil. A pesar de nuestros orígenes y regionalismos, todos nos enfrentamos a la necesidad de comunicar de forma correcta y eficaz, salvando estos obstáculos en la medida de lo posible y satisfaciendo simultáneamente las necesidades de nuestra clientela. Esta necesidad implica la necesaria labor de investigación y formación que todo buen profesional debe llevar a cabo para comunicar los contenidos deseados de forma eficaz y hacer comprender a nuestros clientes las idiosincrasias de la comunicación en español en el ámbito de la comunidad hispana de los Estados Unidos. Con el fin de facilitar la labor formativa hacia el cliente que desea establecer comunicaciones en español orientadas a este mercado, es necesario tener en cuenta los factores que definen la participación del cliente en este proceso, entre ellos:
Estos factores pueden generar problemas innecesarios fácilmente evitables si se invierte en la creación de un consenso preliminar, en forma de directrices y glosarios terminológicos. La elaboración y el establecimiento de estos elementos de control es una labor que debe ponerse en manos de un equipo asesor de traductores y editores de diferentes procedencias, expertos en el mercado hispano de los EE.UU. Este equipo debe trabajar con el cliente en el análisis de los contenidos y en la determinación de pautas y glosarios. El trabajo necesario para llegar a un consenso es arduo, pero la lista de beneficios es interminable: reducción considerable de costes, procesos de trabajo más organizados y predecibles, mayor calidad, genericidad y consistencia de los contenidos... Pero también hay que destacar que esta labor de equipo sirve de caldo de cultivo que el cliente puede observar, controlar y manipular con el fin de producir contenidos y traducciones que cumplan con sus objetivos de comunicación. Aunque este fascinante tema abarca infinidad de componentes, terminaré resaltando la importancia del idioma español como denominador común y elemento unificador de todos los hispanos residentes en los Estados Unidos en un poderoso colectivo, sin importar sus orígenes o sus diferencias léxicas. Y el poder que el español le confiere es razón suficiente para conservarlo y defenderlo, siempre teniendo presente y respetando nuestras diferencias léxicas y nuestra enriquecedora diversidad.
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article was originally published in Сcaps Newsletter
(http://www.ccaps.net)
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